Si las aceras hablasen

 

Si las aceras hablasen, si pudisen quejarse de las pisadas nomadas de la gente, podrían también enseñarme a no echar tanto de menos una ciudad. Decirme que todo es pasajero, que nadie mira donde pisa y que no pisa sin saber a donde va. Yo me entiendo. Hoy también tengo la guitarra entre mis manos, hoy también necesito cantar, al cantar lo tengo todo claro de verdad por un momento. Cantandole a Madrid me he dado cuenta que aquí en Pamplona el viento sopla de otra manera, que la luz no es igual, que las hojas que se caen rozan mis mejillas intentando enredarse en mi pelo sólo para incomodar mis pasos.

Hace tiempo que no veo llorar a mi ciudad en invierno
y que no me mojan sus lágrimas cuando está lloviendo
los parques estaban mojados, mis pies fríos, encharcados.
Me decías escondete debajo de éste árbol,
que sus hojas verdes lo están deseando.

Llévame por esas calles sin rumbo, hasta perdernos.
nos tomamos un café si nos llega, vamos al centro
entre copas y recuerdos me estoy dando cuenta
que el agua en las aceras no es la que era
pero las esquinas seguirán quietas esperando.

No me hables de Madrid, no quiero un día gris
No me hables de Madrid, que aún lo llevo atado
No me hables de Madrid, que no puedo dormir.

Sólo eso, quizás una ciudad sea algo más que asfalto.